Seguimos el periplo con el fin de semana de extrarradio. Esta vez nos íbamos a Guadalajara, a tocar con una banda nueva que no nos habían hablado muy bien de ella. Con fama de ser culocagaos, llegamos a la sala y conocimos a los Unsouled. Gente afable a la par que bajita.
Con un aspecto de garito de carretera mezclado con el horror y la tortura de eso que llaman la movida madrileña, la sala Bumerang contaba con un escenario muy amplio, casi más que la zona del público diría yo. El montaje sin prisa pero sin pausa, y ya con los huevos pelados de montar entre las dos bandas, fue bastante rápido. Una sonorización justa para intentar sonar lo mejor posible dentro del tamaño de la sala.
Miguel, con ciertos problemas técnicos (¡¡NOVEDAD!!) tuvo que hacer algunos trapicheos con Jose y sus cabezales para seguir adelante con el concierto.
Tras la prueba, y con bastante tiempo para cenar tranquilamente, nos fuimos a un bareto cercano a ponernos tibios y ya de paso ver la final de la Champions. Muchas veces creo que nuestros debates futbolísticos son más enriquecedores que los musicales.
Pues allí echamos la tarde-noche, viendo al Inter ganar y cómo Javi se bajaba los pantalones ante Mou.Venga, de vuelta a la sala que empieza el follón. Llegamos cuando comenzaba Suru a descargar sobre el personal (nada escatológico) y ver a los primeros incondicionales de la noche dándolo todo (más tarde hablaremos de ellos). Me gustó mucho como el frontman llevó el concierto. Se agradece ante el estatismo generalizado.
Nos tocaba salir a nosotros que estábamos cual pavo en un sándwich. Gente habría la suficiente para crear un buen ambiente. Es lo bueno de las salas pequeñas, que son muy agradecidas.
Entramos por el lateral al escenario desde el camerino semi-descubierto, a darlo todo en el cuadrado. Curioso suelo el que había. Le quitaba un poco de glamour. Pero bueno, por si has querido sentir alguna vez como sería tocar en tu cocina, así es.
Al ser tres bandas, no llevábamos un set largo. Siete temas y vastaluego. Comenzamos con el rescatado del infierno “Palestine”… no hombre, muerto significa muerto (* freak). Salimos con “A Sheep In Wolf´s Clothing” para que nadie se saliera del guión.
Fuimos encadenando con nuestro repertorio habitual, teniendo la respuesta de un público con ganas de tralla. Los alevines de la sala estuvieron botando sin parar casi entre canción y canción. Algún abordaje del escenario, que por sitio no sería. Dani no tuvo que dar ningún empujón a los chavales ya que eran gente normal (sin desequilibrios mentales ni transtornos de personalidad). Así que terminó el concierto con un buen sabor de boca. Un poco corto, pero es lo que tiene los carteles con muchas bandas. Que la gente tiene que dormir luego.
Como última banda y cerrando el percal, estaban los huchas listos para darle caña al asunto. Sorprendieron al personal con un homenaje a Dio con el desconocido “Holy Diver” que sonó muy bien. A Ayuso creo que le estaban repudiando los dioses del Death, pero tuvo que hacerlo por su corazoncito de metalero de Argüelles.
El concierto, como siempre, fue la caña, y al final nos picamos un Gauntsouled íntegro. Con los ocho en el escenario, el “Fucking Hostile” sonó (o más bien atronó) como broche a una noche muy divertida. Y hubo gran regocijo.
Así que poco más. Unas copas para celebrarlo, y una recogida rápida para dejar los trastos en el local, que se pasaron el fin de semana en los coches de los presentes.
Podemos darle el visto bueno al fin de semana de extrarradio.
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