Comenzamos la mañana como todas, abriendo los ojos. El lugar era un poco inhóspito. No en el nivel de la Barcelona del 2005 y las clases magistrales de Newton, pero ahí andaba.
Después de un desayuno con la gente de Leo, nos fuimos las dos furgos como buenos hermanos rumbo a Málaga. De camino sufrimos varios contratiempos, como el ataque de Dani y su pota trasnochada, o el alto de la benemérita, cortesía (creo yo) de la reunión de la UE y Marruecos.
El que peor suerte tuvo fue "El Bigotes" de 037. Con esa pinta o picolo o etarra... Es lo que tiene.
Como parece que íbamos con tiempo, pues hicimos un alto en el camino para comer y ya estar del tirón en la sala toda la noche, que el concierto estaba planificado sin prisa. Nuestra actuación estaba prevista casi a la misma hora que terminó el concierto Leo el día anterior. Vamos, que era tarde.
Paramos en un restaurante bastante majo, después de presenciar la carrera de Dani por no manchar la furgo, donde los conductores que pasaban por allí veían como además del verde césped y la decoración pertinente, estaban unos greñudos preparándola. Y si eso no fuera poco, apareció entre los setos un polaco que vino a España a realizar el sueño de todo triunfito. Menudo cóctel para empezar el día.
Dani regando el desierto Almeriense, que estaba muy seco.
Una vez en la mesa, comimos mucho y muy bien, pero no os explicaré como hacer la carne al Oporto, que no interesa (a casi nadie).
Así que después del periplo, aparecimos por la sala Vivero (no confundir con otras) bajo la lluvia típica de Malaga. Cuando entramos nos llevamos una grata sorpresa al ver que reunía muy buenas condiciones tanto para el público, como para los músicos. Una buena salida del camerino con pasarela incluida, escenario amplio, un espacio diáfano, sofás para ver desde la zona reservada para los músicos el concierto… en resumen, molto bene.
Así que al lío. A montar todo el chiringuito.
Aunque en condición de banda invitada (aka teloneros), la verdad que es más relajado todo el tema del montaje. Bueno, yo la batería (por si aún no reconocéis mi letra, soy yo) también estuve montándola, que tenemos que ayudarnos entre compañeros. Además en estos bolos compartí batería con Nitro. Que aunque esperaba encontrarme a un gladiador americano que le pudiese romper una silla en la espalda, es un tipo muy majo además de buen batería.
Las ocho menos cuarto en el reloj y nos toca probar. Vale, llevamos un poco de retraso. Pero con los horarios que tenemos hay margen aún para probar las tres bandas sin mucho agobio. Subidos y con todo listo para verificar, viene la mala noticia de la noche. No tenemos técnico de monitores, y tienen las pelotas muy gordas para hacer una prueba con el técnico de PA en los monitores. Vamos, que sudar de más está mal visto.
Tampoco fue mucho problema por mi parte, ya que con mi metrónomo hay veces que toco a “ciegas”, sin saber que están liando los demás. Pero estos sí estuvieron un poco más jodidos con ese tema.
Bueno, prueba superada y a pasarnos por el hotel a registrarnos. Porque como llegásemos al final del concierto, pensarían que a lo mejor no íbamos. Y no es plan de estar a las cuatro de la mañana sin lugar donde caer muerto.
Mientras Dani se iba a la habitación a terminar de liquidar la comida del día, al resto de la G se nos presentaba otro reto que superar.
Madre mía, el responsable de la rampa del garaje del hotel tenía algo en contra de las furgonetas. Con un desnivel superior al 100% en un giro (sí, es posible), pensamos por momentos que aquello volcaba. Al final con un poco de decisión y un mucho de “a tomar por culo”, se aparcó en su plaza.
¡Venga, a la habitación a tumbarnos 5 minutos!
Cuando llegué a la habitación, Dani estaba realizando sus ejercicios de calentamiento vocales con mucho estilo. Aproveché el momento y nos tumbamos un poco, mientras veíamos el principio del partido del Madrid. Nos fuimos con el 0-1 del Sevilla y temiéndonos lo peor. Así que después de arreglarnos (o ponernos ridículos, según se vea), nos fuimos a la sala.
Sí bajar parecía complicado con la furgo, cuando fui a por ella a sacarla se mascó la tragedia. Derrapando en la rampa por el agua y totalmente atravesada en ese pequeño infierno, tuvimos que tirar de cartones y empujones para poder sacarla. Ahora sí que íbamos justos de tiempo. Nuestra entrada fue tipo Flash, calentando, preparándonos y comentando la jugada todo en uno.
Y ya por fin, ¡al turrón!
Salimos a escena con un buena entrada con ganas de de dejar la sala calentita para la gente de Leo. El set no fue ninguna novedad, ya que fue el mismo que el día anterior. Pero esta vez, yo personalmente, no tuve contratiempos de mazas que salen volando por su propia voluntad, aunque el critter que estaba reproduciéndose en mi mano derecha seguía implacable su crecimiento.
Muy buenas sensaciones, con la gente disfrutando y sorprendiéndose con el show de la banda. Miguel tenía un buen lugar para bajar al público y mezclarse entre ellos. Dani estuvo un poco más comedido para no ofrecer un espectáculo extra “leobassilesco”.
Terminamos el concierto con la convicción de haber gustado, esperando el veredicto del tercer tiempo. Con Leo en escena dimos buen uso de los sofás para disfrutar tranquilamente de su concierto y relajarnos después de tanta adrenalina desparramada. Luego vinieron las firmas de discos, las charlas y las fotos de rigor, recibiendo la retroalimentación que nos pedía el cuerpo.
Así que podemos zanjar este fin de semana como un éxito. Luego ya los éxitos personales de cada uno, que venga Adonis y lo explique.
La nueva promesa del black metal andalusí
Nosotros por nuestra parte nos dio por apoyar al gremio del taxi, regalando 12€ a estos currantes del volante.
Ya hasta el próximo concierto, que con tanto concierto en la gira, no recuerdo bien. Me meteré en la web nueva a verlo. Qué bonita ha quedado. Sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario